martes, 17 de septiembre de 2013

Pescadito natural

Vamos a entrarle un poco al pescado. Como sabés yo cocino bastante natural y vos después le podés dar tu toque. Lo importante es que te animes y vayas probando nuevas recetas, que redundan en nuevos alimentos diarios para tu cuerpo. La idea de una dieta sana no es una verdad de perogrullo, sino que si comés variado, bajo en grasas saturadas, y hacés un poco de ejercicio (aunque sea unas caminatas) seguro te vas a sentir mejor! Para este pescadito vas a necesitar: 300 grs de filet de merluza o el pescado que te guste (te sirve mero, salmón blanco, trucha, pejerrey, brótola, etc.). Una papa mediana, una rodaja de calabaza, un tomate perita, cebolla, o verdeo o ciboulette, apenas de morrón (de cualquier color), un poco de puerro. Calentás bien una cacerola pequeña y le agregás un poco de aceite (oliva, maíz o girasol). Colocás luego la cebolla picada fina, el morrón en brunoise (bien chiquito, digamos)y el puerro en juliana fina. (Recordá que usamos lo que hay en la heladera, pero siempre tenete algo! Nada de abrir y encontrar un huevo duro y un limón chupado!). Dejás rehogar (o sudar, o ablandar, como quieras llamarle al punto donde lo ves dorado pero sin quemarse). Luego le incorporas los filets cortados al medio, salpimentados y condimentados con alguna hierba a gusto (en este caso le puse tomillo y ajedrea, pero vos podés ponerle: orégano, salvia, heneldo, un poquito de jengibre, perejil picado, albahaca, etc). Tapamos y dejamos dorar no más de 5 minutos. Previamente hervimos una papa y una rodaja de calabaza y la dejamos enfriar. Luego de los cinco minutos, damos vuelta el pesacdo con cuidado de no romperlo, y le agregamos por encima el tomate perita cortado en concassé (sin piel y en cuadraditos), sal, pimienta y un toque de vino blanco o agua (si no tenés vino). tapás y dejás cocinar cinco minutos más. Retirás y servís. Tené en cuenta que el pescado se cocina muy rápido, con lo cual no tenés que dejarlo mucho tiempo para que no se te queme, pegue, ponga baboso, etc. Podés ponerlo los mismos ingredientes crudos al filet y lo envolvés en papel alumnio o manteca y hacés un paquetito (en francés: papillotte). Lo llevás al horno mediano, y en 10 a 15 minutos retirás y te queda espectacular! Con este método de cocción podés hacer frutas, pastas, etc. Y no necesitás sacarle el papel para servir (la gracia es que tu invitada/o admire la creatividad de tu cocina (eso si, avisale que está caliente antes de que abra!!!). Te dejo algunas fotos del proceso. Abrite la bebida que te gusta y bom apetite!

lunes, 22 de julio de 2013

Lasagna vegetariana

Vamos a incursionar un poco en comida liviana, ésa a la que acudimos cuando nos excedimos en gustos y placeres, y decidimos que es hora de cuidarse un poco. La idea no es matarse de hambre, ni comer aburrido, por eso acá voy con una receta tranquila, rápida y gustosa. Vas a necesitar: - una berenjena mediana (de cualquier color). - un par de tomates perita o redondos maduros. - queso fresco, port salut, gruyere, cualquiera que no sea duro. - una cebolla mediana - aceite de oliva, sal, pimienta, orégano y ají molido. Calentás bien una plancha y colocás un poquito de aceite. Luego agregás las berenjenas cortadas en láminas de unos 0,5 cm, saladas y rociadas con un poco de aceite de oliva, orégano y ají molido. Las grillás de ambos lados y retirás. En la misma plancha colocás rodajas de cebolla de mismo espesor e igualmente condimentadas, grillás de ambos lados y retirás. Luego, en un plato armás la base con una lámina de berenejena, le sumás la cebolla, una rodaja de queso fresco y una rodaja de tomate. Llevás con cuidado esta montaña a la plancha, bajás el fuego y le colocás una tapa encima, para que el queso funda. Retirás y servís. Variantes: podés rellenar con berenjena cortada en cubitos y salteada en aceite junto con cebolla y morrones en brunoisse (cortados bien chiquitos), todo ligado con un huevo batido y un poco de queso rallado y tapás con otra lámina de berenjena. También podés colocarle unas fetas de jamón y reemplazar el tomate fresco por salsa de tomates y llevar a microondas.

Goulash de cerdo y res con pasta corta

Esta es una receta bien de invierno. Podés usar carne de cerdo, cordero o res, o bien hacer una combinación. En cualquiera de los casos no necesitás cortes caros, ya que llevan una cocción bien lenta, lo que va a hacer que la carne se deshaga al momento de servir. Para dos porciones (si estás solo, una porción la comés y la otra la guardás en congelador por una semana o en freezer por dos meses), necesitás 2 cebollas pequeñas, medio pimiento (rojo o verde), una zanahoria pequeña, dos dientes de ajo, perejil fresco, carne de res o cerdo (300 grs), aceite de girasol, sal, pimienta, media lata de tomates,caldo de verduras o carne, pasta corta 100 grs, ají molido y pimentón. Para comenzar vas a calentar una olla en fuego fuerte, cuando está caliente agregás un poco de aceite neutro (maíz o girasol)y colocás la carne cortada en trozos pequeños. La dejás dorarse sin remover para que no se expanda su jugo. Luego la girás un poco (si hacés esta receta para varias personas, no pongas toda la carne junta, cocinala por etapas para poder dorarla bien). cuando esté lista, la retirás y en la misma olla agregás un poco más de aceite y colocás las cebollas cortadas en trozos de unos 3 cms, al igual que el morrón y la zanahoria rallada, también agregás dos dientes de ajo ecrassé (entero, aplastado con su cáscara). Cuando las cebollas estén doradas incorporás nuevamente la carne (si tuvieras en casa extracto de tomate, le agregás en este momento una cucharada), media lata de tomates cubeteados, y cubrís al ras con caldo (si tenés caldo hecho mejor, si no, disolvés un cubito en agua caliente y lo agregás -la diferencia es que el cubito tiene mucha sal concentrada). Agregás sal y pimentón, ají molido y pimienta. Tapás la olla y dejás cocinar a fuego lento durante una hora a hora y media (Si, es lento, pero mientras tanto te vas a ver tu serie de tv favorita con una copita de vino y algo para picar!). Cuando falten unos 15 minutos, colocás un poco de agua al fuego con un poco de sal gruesa, cuando rompa el hervor agregás un puñado de pasta corta seca (mostacholes, fusilli, penne, moñitos, etc.). A los 7 u ocho minutos va a estar lista, la colás y colocás en una cazuela ( o plato hondo, pero estaría bueno que te compres un par de cazuelas para estos guisitos!). Destapás la olla, apagás el fuego y servís a un costado de la cazuela un buen cucharón de goulash. Decorás con perejil fresco picado y rociás la pasta con aceite de oliva. Acompañás con una copa de rico vino tinto (cabernet sauvignon o sirah para esta ocasión).Buen apetito!

domingo, 25 de septiembre de 2011

Un clásico italiano: Caponata


Hoy vamos con un clásico de la cocina italiana, que te va a venir muy bien, para salvarte en varias ocasiones: Caponata (Si Moni, esta receta es para vos!).
Para este plato, a base de verduras, vas a necesitar: una cebolla, una berenjena, un zucchini, un morrón, una rama de apio, dos dientes de ajo, aceitunas, nueces, pasas de uva o cualquier fruta seca que tengas en casa (no es excluyente). Para esta receta vas a tener que salir a comprar unas cositas, pero confiá en mi, que te van a ser de utilidad.
Un nuevo aliado será: extracto de tomate! Viene en un frasquito pequeño o en lata. Te dura unos meses en la heladera, y te va a servir para cualquier salsa que quieras hacer, ya que es un concentrado de tomates, que le dará cuerpo y sabor.
Aquí vamos con la receta:
Colocá bastante aceite de oliva en una cacerola, agregá dos ajos ecrassé (enteros, aplastados con las cáscaras, para poder luego retirarlos fácilmente), cebolla y morrones en dados, apio en daditos. Salteás todo y cuando se doren agregás el zuchini y berenjena en dados (con la cáscara) y dos cucharaditas de extracto de tomate (tratá de disolverlas en el fondo de la cacerola). Es importante que todos los cortes de las verduras sean groseros, para que queden bien visibles y no se haga una pasta. Si notás que la preparación se seca, le agregás un poco de aceite. Luego colocá orégano, una cucharada de sal, pimienta negra molida y azúcar. Retirás del fuego y agregás aceto balsámico, pasas de uva, nueces y aceitunas picadas. Dejás reposar tapado.

Para acompañar este plato vamos a hacer una polenta (¿no te gusta? Bueno, no importa, porque tengo al final otras sugerencias)


Preparación de la polenta:

Herví el agua con un caldito en una ollita o jarrito y luego espolvoreá la polenta (una taza), revolviendo constantemente para evitar los grumos. Espesá y retirá del fuego (esto quiere decir, revolvé constantemente mientras hierva, para que evapore el líquido. Es importante que no llenes de agua el recipiente, sino que uses dos partes de agua por una de polenta, para que no te quede muy líquida). Colocá en una placa, tupper, fuente, o lo que tengas con un poco de borde, y extendé hasta formar una base de unos 2 cms. Dejá enfriar. Cortá en rectángulos de 6cm x 4cm.
Dorá los rectángulos de polenta de ambos lados en una sartén teflonada, con un poco de aceite de oliva.
Montá dos rectángulos de polenta en un plato, volcá sobre ellas una porción de caponata caliente. Decorá con semillas (las que quieras) y hojas de rúcula fresca.

Tips:

Guardá la caponata en frasco hermético en heladera. Se la puede utilizar para sartenearla con fideos cortos. O bien podés hacer una pechuga de pollo a la plancha y usar la caponata como guarnición (también con una costillita de cerdo). O podés hervir una papa, cortar en rodajas y acompañar con la caponata.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Pollito a la cacerola

De pronto dijiste: -me harté del pollo rostizado, quiero otra cosa!-. Y entonces acá vamos de nuevo, con otra receta fácil.
Comprás ¼ de pollo (pechuga o muslo, lo que más te guste). Si lo compraste congelado, vas a darle unos 20 minutos en la función “descongelar” del microondas al momento de cocinarlo. Si no tenés microondas, deberás sacarlo del freezer y dejar descongelar dentro de la heladera un día antes (nunca fuera de la heladera, porque el pollo es una carne delicada que puede desarrollar bacterias fácilmente).
Si sos un colgado, te olvidaste, pero querés cocinar igual: lo ponés en una cacerola debajo de una canilla de agua caliente (y dejás correr el agua, aunque ésta medida es muy poco ecológica!).
Atención! Si comprás el pollo u otra carne en el súper, no te recomiendo que lo hagas un lunes, porque en general no es mercadería fresca (el domingo tampoco!). Te vas a dar cuenta que el pollo tiene un color entre amarronado y verdoso, lo mismo que la carne de cerdo y en la vacuna tiende a un bordó.
Para esta receta, si sos de comer liviano, te recomiendo primero quitar toda la piel del pollo, que no va a ser necesaria para otorgar ningún sabor especial. Vamos a dorar el pollo, entonces lo colocás dentro de la cacerola con apenas un toque de aceite, lo tapás y lo dejás dorar dos a tres minutos por lado. Seguramente se te va a pegar un poco, no importa, lo despegás con tenedor o cuchara de madera y lo retirás del fuego y lo dejás en un plato aparte.
En esta misma cacerola, sin limpiar, vas a colocar berenjenas cortadas en dados de 1cm de lado (con cáscara), las salás un toque y agregás un poco de aceite de oliva (recordá que el oliva es el único aceite que en la cocción no transmite su sabor al producto). Condimentás apenas con un poco de tomillo (si fuera fresco es ideal, pero no importa, podés ponerle seco). Cuando se doran un poco las retirás.
Por otro lado vas a cortar una cebolla en brunoisse (cuadrados chiquititos) y rallar una zanahoria (para pelarla, si no tenés pela papas, usás el canto de cualquier cuchillo). Si no hay rallador las cortás en rodajas bien finitas.
En la misma cacerola, sin limpiar, vas a colocar nuevamente aceite, y dorar las cebollas junto con las zanahorias, las que una vez doradas, también retirás.
Abrís una lata de tomates peritas, los trozás y reservás.
Colocá nuevamente un poco de aceite en la cacerola, y ponés el pollo, las berenjenas y la mezcla de cebollas y zanahorias. Revolvés y se queda un poco seco le agregás un poco más de aceite. Cuando todo comienza a hacer ruidito, bajás el fuego y colocás los tomates cortados, y la pulpa y jugo que resta de la lata. Salpimentás, agregás un poco más de tomillo y tapás.
Como guarnición podés pelar una papa y cortarla en rodajas bien finas y agregar a la cacerola, o hervir la papa aparte, con su cáscara, luego pelarla e incorporarla al final de la cocción. También podés acompañar con arroz blanco, o usar batatas, o calabaza (pero la tenés que cocinar aparte y pocos minutos).
Si no te gustan las berenjenas, usás zapallitos o zucchini (el larguito), o prescindís de ellos y colocás morrones (que debés cocinarlos al principio, porque son más duros).
Si la preparación se va secando, le agregás un poco de agua, enjuagando la lata de tomates para aprovechar el resto de jugo.
Si ya tenías un vino abierto (blanco o tinto) podés ponerle un chorrito cuando recién ingresaste todos los elementos a la cacerola (antes del tomate) para levantar sabores.
Cada tanto probá la preparación, para ver si necesitás rectificar la sal o pimienta.
El tiempo de cocción aproximado es de media hora. Mientras haya suficiente líquido no importa si te pasás un poco (en todo caso el pollo quedará un poco más cocido).
Si tenías un caldo guardado, lo podés agregar en lugar del agua.
Podés hacer esta receta con ½ pollo, y luego te guardás la mitad en el freezer para disfrutar otro día. Si lo vas a conservar en heladera, consumilo dentro de los tres días.
Para servirlo, retirás primero las presas del pollo, luego ubicás a un costado del plato la guarnición, y servís por encima la salsita.
Si sos de los que no soportan ver las verduras, tomás un mixer, y triturás todas las verduras, para que se transformen en una salsita (que luego podés guardar para condimentar por ejemplo un bife).
Recordá que es importante armarse un equipo de cocina de a poco, así podés hacer más fácil todas estas tareas.
Acompañá como siempre con tu bebida preferida. Yo te recomiendo un vinito blanco chardonnay para esta ocasión.
Buen apetito!

miércoles, 31 de agosto de 2011

¿TE ANIMÁS CON UN RISSOTTO?

Me vas a decir que no podés, que no da para empezar a cocinar con ésto, que te va a sobrar, que es difícil. Bueno, dejáte de excusas y tomá nota:
Lo primero que necesitás para hacer un rissotto es tener arroz, y el arroz indicado es “doble carolina”, buscá la marca que te parezca, pero te recomiendo usar marcas conocidas, que son realmente buenas. Fijate bien, no es lo mismo arroz parboil, que jamás se pasa, que arroz para recetas cremosas. El parboil tiene un proceso especial que hace que la cáscara no se rompa y el grano no suelte almidón, justamente lo que necesitamos para nuestro rissotto.
Otra cosa importante es tener un caldo. Y esto es muy fácil: comprás un caldito, ponés un jarro o una cacerola con agua fría y disolvés un cubito de caldo de verduras y lo ponés a hervir. Una vez listo lo reservás.
Vas a comprar, sin un poquito de vergüenza, una berenjena (de cualquier color), un zucchini (zapallito largo o italiano) o bien un zapallito común, cebolla de verdeo o una cebolla común), un ají morrón (rojo), una zanahoria, unos 100 grs. de champiñones (o una bandeja). Con esto arrancás, pero podés agregarle las verduras que quieras y también podés prescindir de los champiñones, si te resulta muy caro.
Lavás bien todas las verduras. Luego procedés a cortarlas, todas, excepto los champiñones, en daditos muy pequeños (5mm x 5 mm). No es necesario tener una regla, simplemente cortás pequeño y con cáscara! Este corte se llama brunoisse.
Si no te molesta lavar y tenés alma de gourmet, separás todo en diferentes platos. Si no, lo ponés todo en una fuente, pero separado, porque van a ir a una cacerola en diferentes momentos.
Cada verdura tiene una cocción diferente y es necesario saber que en la cocina “el orden de los factores SI altera el producto”.
En la cacerola ponés aceite de oliva hasta cubrir el fondo ( si no tenés oliva poné la que tengas, pero el sabor cambia) y encendés el fuego. En un minuto va a estar caliente. Allí colocás el morrón y la zanahoria y revolvés con cuchara de madera o la que tengas (pero si tu cacerola es de teflón y revolvés con cuchara de metal vas a dañarla). Dejás dorar un par de minutos, luego agregás la cebolla y las berenjenas (a la que le desechás la pulpa, sólo utilizás la carne pegada a la piel). Seguís revolviendo y bajás un poco el fuego. Si ves que las verduras están secas, le agregás más aceite. Luego agregás los zapallitos, los champiñones cortados en cuartos y otra verdura carnosa o blanda que elijas. Una vez doradas, agregás una taza de arroz doble carolina y revolvés y mezclar todo. Dejás que el arroz tome color nacarado (brillante) y agregás sal y pimienta (poca, es mejor rectificar luego) y alguna hierba para saborizar (ideal tomillo fresco, o un poco de orégano o salvia. No romero, porque es muy invasivo). Si tenés curry, podés colocarle media cucharita de té, le va a dar un sabor muy rico.
Ahora empieza el laburo en serio! Con el fuego bajo, le agregás un cucharón del caldo que preparaste y te ponés a revolver. La cocción te va a llevar 20 minutos aproximadamente, y el secreto es que revuelvas constantemente para romper la estructura del grano y salga el almidón. Cada vez que se seca un poco, le agregás caldo y continuás. Es importante que el caldo esté caliente, porque si lo agregás frío, el grano se contrae y no larga el almidón. Si se te acaba el caldo, y el arroz no está listo, le agregás agua sola pero caliente.
Cada tanto probá el arroz, para ver si le falta sal, o si ya está cocido. Este tipo de arroz te queda bien blando, porque absorbe mucho líquido, así es que no hay problema si se pasa. Al cabo de 20 minutos debería estar listo, pero no hay un tiempo exacto.

TIPS:

Esta es una versión vegetariana, pero podés hacerlo con carne, cerdo o pollo, agregándolos luego de los morrones, en trozos, dorándolos un poco de cada lado y retirándolos luego, para volver a cocinarlos cuando ya el arroz esté nacarado y agregues el primer cucharón de caldo.
Una versión más sofisticada puede ser utilizando únicamente hongos: portobelos, shitakii y hongos de pino, previamente hidratados en vino tinto.
Como condimento podés usar también azafrán ( si sos afortunado de tener un tarrito en tu alacena).
Podés utilizar arroz parboil, con el mismo proceso, pero sin necesidad de revolver constantemente. Te va a quedar rico, pero no cremoso.
Para acompañarlo, en su versión vegetariana, te recomiendo un vino blanco chardonnay o sauvignon blanc o un tinto merlot. Si optás por la versión con carne u hongos, te podés inclinar por un sirah o malbec.
Al final, antes de servir, podés agregarle una nuez de manteca ( un rulito, una tajadita) que le da brillo y untuosidad a la preparación.
Espero tus comentarios sobre cómo te salió, dudas, o nuevas propuestas.

sábado, 27 de agosto de 2011

TU PRIMER RECETA

Vamos a arrancar con una receta bien simple, para que sientan todos que ya están jugando en otra liga.

CHURRASCO CON ENSALADA

Vos me vas a decir ¿qué me vas enseñar con esto? Y yo te digo: trucos, consejos.
Lo primero es saber elegir la carne: si tenés una carnicería cerca, usala. Siempre el carnicero te va a tratar de aconsejar el corte más tierno, no sólo porque sabe del tema, sino porque le interesa tenerte como cliente. Ahora, vos también hacé lo tuyo, charlale un poco, hacele un par de consultas, elogiale algún banderín de su club y vas a ver que tendrás un aliado para siempre. Algunos cortes baratos y buenos que te recomiendo son: roast beef y paleta, suelen ser bifes grandes, por lo que podés pedirlos finitos (comprate un par y freezás uno para otra ocasión), si estás mejor del bolsillo cuadril o bife angosto; si te gusta comer abundante, bife ancho; si vas a lo tierno seguro: lomo y si te gusta innovar: arañita.
Pero tal vez la compra la tuviste que hacer en el supermercado, entonces te recomiendo que tengas en cuenta:
- no siempre las fechas de envasado son las reales, por lo que debés prestar atención al color de la carne. Si es un rojo fuerte está bien, si la ves amarronada está dudosa, y si es medio verdosa, definitivamente no. Por eso revisá bien el paquete y no te guíes por la fecha. Si la carne tiene algo de grasa, ésta debe ser bien blanca, si está amarillenta, no sólo puede ser vieja, sino también dura!
- Podés elegir ternera o novillo. En Argentina estamos acostumbrados a comer ternera por la gran cantidad de vacas que hay, pero en Europa suelen comer carne de vacas más grandes y la ternura no la da el tamaño del animal, sino la actividad que realiza y los pastos que consume.

Ahora nos disponemos a cocinar.

Si guardaste la carne en el freezer, sacala varias horas antes y dejala descongelar dentro de la heladera. Si te olvidaste, usá el microondas en la función descongelar y dale al menos 10 minutos. Esto es importante de tener en cuenta, ya que los alimentos deben conservar la cadena de frío para evitar el desarrollo de bacterias, por eso, si compraste algo congelado y lo descongelaste (Ej. Pollo) no debés volverlo a congelar, porque vas a congelarlo con las bacterias que pudo desarrollar en ese proceso y seguirán creciendo. Pero ya vamos a desarrollar más esto en un apartado.
Prendé la hornalla y colocá la plancha. Dejala calentar unos minutos ( si no tenés extractor, asegurate de cerrar la puerta de la cocina y abrir una ventana, para evitar ahumar toda la casa). Para saber si está bien caliente, colocá un trocito de carne o apoya apenas el bife y el ruido que haga te lo va a indicar (sin ruido, está fría y seguro te sale como hervida). Colocá entonces el bife sobre la plancha y bajá un poco el fuego.
Mientras tanto vamos a preparar una ensalada bien sencilla: lavás bien un tomate perita o redondo, lo cortàs en trocitos, lo salás, le agregás un poco de orégano, aceto y oliva y listo. Para completarla un poco podés rallarle zanahoria, o cebolla fina, o agregarle un huevo duro. También podés simplemente cortarlo al medio, rociarlo con orégano, aceite y un poco de queso rallado.
Cuando ves que comienza a salir sangre del bife, es el momento de darlo vuelta. Recién ahí lo salás y le agregás un poco de pimienta negra molida si te gusta. El tema de salarlo luego, es para que se cocine con su jugo y le dé más sabor (la sal es coagulante como el azúcar).
El punto de cocción es a gusto. En reglas generales en cocina hay tres: jugoso, a punto y bien cocido, pero esto no siempre coincide con el saber popular, ya que jugoso es cuando el centro de la carne está casi de color azul o rojo intenso (lo que muchos consideran crudo); a punto o cocido es cuando está rosadito y asoman algunos jugos (lo que muchos creen jugoso); bien cocido es cuando está en un rosado tirando a gris y lo que lamentablemente mucha gente considera bien cocido (seco) directamente es pasado de cocción, arruinado o como quieras llamarle, pero sobre gustos hay mucho escrito y cada cual le hará caso a su paladar.
Si tu idea es comerlo jugoso al saber popular, lo retirás un par de minutos luego de darlo vuelta, si no, lo dejás cocinar más. Si te gusta como algunos consideran crudo, seguro que todo esto te parecerá una gran pavada, porque sos un excelente cocinero!
Ahora lo servís en el plato, pero…no lo levantes con el tenedor que se le va a caer todo el jugo! Si tenés una pinza, fabuloso, si no, usá la cuchilla de manera plana y lo llevás hasta el plato, acompañalo con tu guarnición, ponete un lindo individual, servilleta, una copita y buen apetito!

¿POR QUÉ COCINAR PARA UNO MISMO?

En un curso de cocina que una vez hice, el maestro consultó con quienes vivíamos, para saber a quién le íbamos a cocinar, y varios dijimos que vivíamos solos, a lo que nos respondió: - Lamento desilusionarlos, pero si iniciaron este curso con la esperanza de cocinarse a ustedes mismos, están equivocados, porque siempre cocinamos para alguien, pero nunca van a hacer una comida especial para ustedes solos-.
Yo no creo totalmente en esto. Seguramente vos debés hacer muchas actividades, independientemente de si estás o no en pareja, o vivas con amigos; porque te gusta disfrutar de tu independencia, porque sos especial para vos mismo ¿por qué entonces no podrías prepararte una comida especial?
Puede ser que tengas una gran actividad, y no cuentes con mucho tiempo, pero ya estás cansado de los panchos, las hamburguesas y la comida de delivery.
Lo más importante para alguien que se va a animar a cocinar, es que le guste la comida. Esto, que parece una obviedad, es determinante. Si te gusta comer de todo, más fácil va a ser el proceso, si tenés un paladar limitado, vas a tener que animarte a probar nuevos sabores, si sos vegetariano vas a trabajar un poco más, si sos más bien carnívoro, sería interesante que agregues vegetales a tu dieta.

También es importante el tema de tus horarios, tu rutina, tus salidas, para que no te repitas entre las comidas que preparás y las que comés en tu horario de trabajo. Cuánto más puedas variar, más te va a entusiasmar este nuevo mundo.

Toda nueva actividad requiere un mínimo de entusiasmo. Para lograrlo es interesante que estés cómodo, por eso te aconsejo que elijas una buena música, te sirvas un poquito de tu bebida preferida y te pongas un delantal para comenzar el juego. Sí, encararlo desde un costado lúdico, te va permitir disfrutarlo más, porque los errores serán como un dado que no te favorece o un naipe que no hace juego, y los logros como una escalera servida o un falta envido. Si te gusta cantar, cantá, si te gusta bailar, hacelo, pero también debés tener presente que estás en un ámbito donde un descuido puede provocar un accidente: un corte con el filo del cuchillo, una quemadura con el horno, un resbalón por el agua derramada, por lo que, como ante cualquier actividad, es importante ser precavido.

IMPRESCINDIBLES

IMPRESCINDIBLES EN LA HELADERA.

Para que puedas desarrollar una cocina variada te aconsejo tener siempre en tu heladera:
Huevos, mostaza, tomates frescos, pollo (pata y muslo o pechuga), cerdo (bondiola, o costillitas), algún churrasco (roast beef, paleta, cuadril, arañita, bifes angostos o anchos), cebolla, morrón, ajo, zapallito o zucchini, berenjena, zanahorias, papas, cebolla de verdeo, puerro o apio, queso de rallar, además de salchichas, hamburguesas y tus bebidas preferidas.

IMPRESCINDIBLES EN LA ALACENA.

No importa que no sepas cuando las vas a usar, porque seguro te van a salvar:
Latas: de tomates peritas, jardinera, atún, lentejas, caballa o sardinas, choclos.
Arroz parboil (el que nunca se pasa) o el de risotto, algún paquete de fideos cortos (penne, fusilli, moñitos) y uno de fideos largos (spaghetti, tallarines, cintas), polenta, harina 000.
Aceite de oliva, aceto balsámico, aceite de girasol o maíz.
Condimentos: orégano, pimienta negra (preferiblemente un molinillo), sal gruesa y sal fina, azúcar (si es rubia o negra, mejor), tomillo, romero, ají molido.

IMPRESCINDIBLES PARA COCINAR

Una cacerola grande y una pequeña, una sartén o wok (si vas a comprar, mejor un wok), una plancha, un jarrito enlozado (te salva en cualquier momento).
Una espátula o cuchara de madera, un cucharón, un colador, una cuchilla, un cuchillo de oficio (los chiquitos con buen filo o para empezar, un serrucho bueno), un rallador.
Un repasador, una rejilla y un delantal.

Con estos elementos estás listo para comenzar. Obviamente, si falta alguno, arrancás igual. Más adelante armaré una lista de cosas que con tiempo y ganas va a estar bueno que tengas, ya que le vas a dar buen uso.